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ISSN 1989-4163

NUMERO 117 - NOVIEMBRE 2020

 

Episodio 12. Descendientes

Bel Carrasco

Invernalia

 

Los dos mellizos, Olivier y Umma entrenan con el arco disparando a unos muñecos forrados de arpillera. Todas las flechas de Umma aciertan en la cruz roja que marca el lugar del corazón, pero las de Olivier fallan una y otra vez, aunque el chico se esfuerza, impávido ante las burlas de su hermana. Desde la galería del patio del castillo, Sansa los observa en compañía del nuevo maestre, Dorian Ferrys, un hombre de mediana edad y atractivo rostro en el que destacan los expresivos ojos verdes.

Sansa—Umma se parece a mi hermana Arya. Le gustan más las armas que bordar o leer.

Dorian—En cambio Olivier adora los libros. Creo que sería capaz de estar todo el día leyendo. Y todo lo que lee se registra en su memoria.  Algún día será un gran maestre. Los dos llegarán lejos.

S.—Lo importante es que crezcan felices y puedan vivir en paz.

D.—¿No habéis pensado en tener más hijos? Sois todavía joven y hermosa. Muchos caballeros estarían encantados de desposar con vos.

Sansa hace un mueca y ríe sin pizca de alegría.

S.—Querido Dorian, en lo que respecta a matrimonios he acumulado experiencia suficiente para saber que el mejor estado para una mujer es la viudez. No voy  tentar otra vez la suerte con un nuevo desposorio. Soy la viuda más satisfecha de todo Poniente.

Dorian sonríe y le toma de la mano.

D.—Quizá porque en vuestro caso el serlo no implica dormir sola por las noches.

S.—Por supuesto.

 

Desembarco del Rey

 

Katy y Dany trajinan en la cocina. El maestro tallista Johan Black ha recibido un gratificación especial por sus trabajos en el Septo, que acaba de abrir sus puertas tras largos años de restauración y van a celebrar una comida especial. La leña de los fogones está ya dispuesta pero no encuentra la yesca ni el pedernal. Los dos pequeños de la casa, uno pelirrojo y otro moreno juegan con otros críos en la calle.

Katy—¿Dónde está la piedra de hacer fuego? Tus hermanos deben de haberla cogido para sus travesuras y la han perdido. Voy a pedir a la carnicera que me deje la suya.

Al cabo de unos minutos regresa apurada y se detiene, atónita en el umbral. En la cocina arden alegremente dos fuegos y el agua del caldero empieza a burbujear.

K.—¿Has encontrado la piedra, hija?

La chica de cabello plateado esboza una sonrisa enigmática

Dani—No, madre.

K.—¿Y cómo has encendido el fuego?

D.—Lo hago siempre que quiero. Sólo necesito desearlo.

Esa noche Katy no logra conciliar el sueño. La fiesta ha sido un éxito, Johan ronca plácidamente a su lado y pronto podrán trasladarse a una vivienda mejor y contratar a un sirviente que le ayude con las tareas más pesadas. Pero le inquieta el prodigio de Dany con el fuego. ¿Debe decírselo a su marido o dejar que lo descubra por sí mismo? ¿Será su hija una maga o una hechicera?  Mete la mano bajo la almohada y acaricia la pequeña bolsa de cuero en la que guarda la moneda de oro que le regaló el enano. Será la dote de Dany, si es que le hace falta. De inmediato, entra en un dulce sueño.

 

Fortaleza Roja

 

En el palenque de la fortaleza el joven Jime entrena con uno de los hijos de Syrio Forel, el gran esgrimista de Braavos que enseñó a manejar la espada Aguja a Arya. La destreza de ambos contendientes es muy pareja ofreciendo en sus fluidas evoluciones un dinámico espectáculo que tiene embelesados a Brienne y Tyron.

Tyron—Me emociona ver luchar a mi sobrino. Es como si estuviera viendo a mi propio hermano. Se mueve con su misma gracia y agilidad, aunque es más alto y corpulento.

Brienne—Eso me lo debe a mí, a la sangre de los de Tarth.¿Tenéis noticias del joven Brandon Stark?

T.—Sansa me dice en su última carta que ha mejorado mucho desde que volvió a Invernalia. Ya no sufre ataques y duerme bien. Pasa el día a la sombra del arciano sagrado, da clases a los mellizos y escribe un libro sobre el origen de los Caminantes blancos.

B.—Me alegro. Bran es un muchacho muy especial pero no está hecho para soportar el peso de una corona. Vos la lleváis con soltura. ¿Os agrada ser rey?

T.—Ni me agrada ni me desagrada. Han pasado casi diez años desde que el Consejo decidió por unanimidad que ocupara el trono y todavía me estoy reponiendo de la sorpresa. También me asombra que el pueblo me haya aceptado e incluso muestre  afecto hacia mí. Como decía Varys, el vulgo pueda admirar e incluso adorar a los grandes monstruos, pero desprecia a los pequeños y deformes como yo.

B.—No sois un monstruo, sólo un enano y, aparte de eso la persona más inteligente de Poniente.

T.—Si vos le decís...Y también un borracho, un putero y un asesino. Pero de ese ser que fui ya no queda ni rastro. Tengo la impresión de que cada paso que he dado en la vida, todos mis muchos errores y algunos aciertos me conducen hasta aquí. Pero también sé que mi reinado no va a durar mucho. Pasaré a la historia como Tyron El Breve. Breve de estatura y de tiempo al mando.

B.—No pequéis de falsa modestia. Habéis sido y seréis un gran monarca porque domináis la esencia del poder que consiste en decir siempre la última palabra. Este periodo de paz y prosperidad se debe en gran parte a vos. Se os  recordará como Tyron El Benéfico.

Se oye un sonido tintineante. El maestro de esgrima ha sido desarmado por su joven alumno y su espada rueda por el suelo.

T.—Habrá que buscar otro instructor para Jaime. Creo que éste ya le ha enseñado todo lo que sabe. Como la vida me ha enseñado a mí.  

 

                                                        

                                                        Epílogo

 

 

Todas las vísperas de plenilunio decenas de barcos repletos de gentes alborozadas se dirigen a Solaz. Proceden de distintos lugares de Poniente y su objetivo es disfrutar de la mayor atracción de los Siete Reinos: La Fiesta de los Dragones.

 

                                                   

 

 

 

 

                                                        FIN

 


 

 

Sansa 

 

 

 
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